Como todos los viernes, Lucía acude a la plaza a jugar con sus amigas, Paula y Belén. Después de varios días lloviendo por fin van a poder pasar la tarde saltando charcos. Juntas se dirigen y rodean el más grande del lugar. Lucía está emocionada, nunca antes había visto un charco tan azul como el cielo, y es tan bonito. Pero su alegría pronto se convierte en enfado cuando ve que sus amigas no lo ven igual que ella. Paula dice que el charco no es azul, ¡sino verde! Y por si faltara poco, Belén asegura que no es ni azul ni verde, ¡sino marrón! Lucía se enfada y se pone a llorar, no entiende por qué sus amigas lo ven de otro color. Pero, ¿qué pasa si se sienta a su lado y ve el charco desde otra perspectiva?