LA MIRADA DE LA MAESTRA

Nuestra memoria es selectiva. Indiscutible. Ehrenburg decía: “En ocasiones,la falta de memoria la dictaba el instinto de conservación”. Cierto. Adaptamos los recuerdos a nuestra conveniencia cuando no, simplemente, los olvidamos y juramos que tal hecho que nos recuerdan jamás existió o fue de muy distinta naturaleza. Que nadie se sorprenda de la forma literaria de contar la vida de una mujer. Habrá quien la tenga por un ensayo ficcionado, discutirlo sería estéril e inútil esfuerzo. Aunque no todo sea verdad, en el sentido estricto de la filosofía, todo lo que se dice es cierto. Diálogos, descripción de encuentros, soliloquios… no son verdad, pero su contenido es cierto. Lo importante, añadido a lo dicho, es que está bien escrito. Esos recursos permitirán a quien lea estas páginas hacerlo sin que se le atragante ni una sola página. Eduardo, llevándonos a la vida de una mujer del común, nos introduce en un momento clave de nuestra historia reciente, pues lo que en él sucedió aún nos alcanza. Luis G. Trapiello