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¿QUIÉN CRECE EN EL BOSQUE?
Al tejón, más que nada, le encantaba el silencio. En esos momentos preciosos de silencio, le gustaba tumbarse en el largo banco de madera cubierto con mantas suaves y acogedoras, colocar una pata debajo de su mejilla y sumergirse en sus memorias. Pero algo interrumpe su momento de tranquilidad y sosiego...