Podría decir que la poesía siempre ha estado ahí, como un concepto panteísta, en el baño, en la cocina, en el pasado inconsciente, en los recuerdos, en el amor, en las heridas…Todo se contrae y se estira hasta volver a su estado natural. Todo es pulsión y rutina, capaces de abordar lo prosaico hasta hacerse verso. Este poemario navega por el pasado y presente de un servidor, es palabras y pasión. Con la esperanza de que esa connivencia pueda generar pensamiento y subversión. No hay arte sin conflicto, y en una declaración de intenciones, reivindico la independencia de navegar en ese escenario de contradicciones por la simple necesidad de encontrar correspondencias, porque aborrezco lo perpetuo, el estilo como identidad, solo me acojo a una enmienda, las ideas, el resto es ornamento. La única rutina es la pulsión, el conflicto. Espero que se sientan incómodos y disfruten.