Cuando el silencio entra en fase maníaca, rompe su pacto y da rienda suelta a todo lo que se mantenía contenido y en absoluto mutismo. Una avalancha de palabras, que, como si de un delirio se tratase, invaden el cauce de la razón. Reflexiones sobre aquellas emociones que tienden a encapsularse. Frustración por lo no vivido, ansiedad por lo que «debe» vivirse y, finalmente, el abismo de la soledad que vuelve para amordazar el alma. Tal vez, tú también encuentres algún silencio propio entre estas páginas...