El cine al aire libre es una de esas actividades con la que es fácil cruzarse todos los veranos en algún pueblo, e incluso en grandes urbes. Las frescas noches de verano son la excusa perfecta para el cine a la luz de la luna. ¿De dónde surge esta afición por poner una pantalla en medio de una plaza y compartir la experiencia con amigos y vecinos? ¿Cómo se articula una proyección de cine de verano? ¿Cuáles son los problemas a los que se enfrenta un equipo profesional de cine ambulante? En este libro, parcialmente autobiográfico, trato de dar respuesta a todas estas cuestiones contando una historia del cine hasta hoy desconocida.